Nuestra casa, nuestro refugioLa casa es nuestro lugar para estar cómodos y sentirnos bien. Pero como la vida no es Hollywood, nos cuesta que esté prolija y hay veces que está atiborrada de cosas. Las razones son muchas: los chicos se trepan en los sillones, la ensucian, y, para colmo, cuando nos queremos relajar a ver una película tirados en la cama, nos damos cuenta de que quienes conviven con nosotros dejan las cosas tiradas y uno va a los gritos diciendo “ordenen, ordenen”. Hoy los diseñadores de interiores dicen que sus clientes no se conforman con tener casas lindas, quieren espacios que les permitan cocinar comidas más saludables, tener la casa despejada y prolija, respirar un mejor aire y tener un bienestar general.
Para hacerlo realidad recomiendan:
1. Hacer una limpieza pensada. Usar productos naturales como vinagre, bicarbonato de sodio y aceite de limón. No solo ahorrarás plata, sino que también no necesitarás tanto espacio para productos de limpieza ni comprar botellas de plástico. Según los decoradores actuales, limpiar es también despejar. Si estás por limpiar una mesa, fijate si todo lo que vas a poner encima lo necesitás, lo mismo con el placard.
2. Crear espacios saludables. La idea es recorrer tu casa y ver qué te genera cada ambiente: depresión, alegría, sensación de encierro, de libertad, de que hay muchas cosas. Las respuestas que nos demos nos ayudarán a decidir si debemos hacer algún cambio o no.
3. Tener un espacio de relajación. Puede ser un rincón donde tenés tu música, tus aceites o inciensos aromatizantes y donde podés también meditar o leer.