¿Cuántas veces escuchaste la frase ‘es genética, no puedo hacer nada’? Durante décadas, nos hicieron creer que nuestro ADN era una sentencia firme. Una especie de lotería biológica donde, si tus padres tenían ciertas enfermedades o condiciones, vos estabas condenado a repetirlas. Pero, ¿y si te dijera que esa idea está obsoleta?
La ciencia moderna ha revelado una verdad empoderadora: tu ADN no es tu destino, es tu punto de partida. Bienvenido al fascinante mundo de la Epigenética ✨
El piano y la melodía: entendiendo la diferencia 🎹
Imaginá que tu ADN es un piano de cola… la epigenética es el pianista. Es quien decide qué teclas tocar, con qué intensidad y en qué orden.
A través de tus decisiones diarias, podés colocar ‘etiquetas químicas’ sobre tu ADN que funcionan como interruptores de luz: encendiendo genes protectores o apagando genes inflamatorios.
Hábito 1: la comida es información (y tus bacterias son los traductores) 🥦
No comés solo para llenar el estómago; comés para programar tus células. Acá es donde la microbiota juega un rol importantísimo. Cuando consumís fibra prebiótica, tus bacterias intestinales la fermentan y producen una molécula llamada Butirato.
Este butirato no solo nutre tu colon; viaja hasta el núcleo de tus células y actúa directamente sobre el ADN (mediante la inhibición de la histona desacetilasa), ayudando a ‘encender’ genes que suprimen tumores y bajan la inflamación. Si comés mal, tus bacterias no producen estos mensajes químicos, y los genes protectores permanecen apagados. Tu dieta es el código que tus microbios usan para reescribir tu salud.
Hábito 2: el estrés deja cicatrices en tu código 🤯
El estrés es un modificador genético potente. Cuando vivís con el cortisol alto de forma crónica, tu cuerpo agrega grupos metilo a tu ADN. Este proceso, llamado metilación, puede "silenciar" genes cruciales para tu sistema inmunológico y la regulación emocional.
Básicamente, vivir estresado le da la instrucción a tus células de que están en peligro constante, activando genes pro-inflamatorios que preparan al cuerpo para una batalla que nunca llega.
Hábito 3: moverte cambia la expresión 🏃♂️
El sedentarismo le dice a tus genes que se pongan en ‘modo ahorro’ y ‘modo enfermedad’. El ejercicio físico, por el contrario, ha demostrado cambiar la metilación de genes en el tejido adiposo y muscular casi de inmediato. No se trata de quemar calorías, se trata de enviarle una señal bioquímica a tu núcleo celular de que estás vivo, activo y necesitás energía eficiente.
Una reflexión final: retomá el control 💡
Dejá de ver a tu salud como algo que te ‘pasa’ y empezá a verla como algo que ‘hacés’. Tenés en tus manos la capacidad de modificar la lectura de tu propio manual de instrucciones.
Potenciá tu epigenética con Biohelper
Para que este proceso funcione, necesitás un intestino capaz de producir los metabolitos correctos. Una microbiota diversa es la base de una buena epigenética.
Acompañá tus buenos hábitos con la suplementación inteligente de Biohelper para asegurarte de que tus ‘interruptores’ biológicos funcionen a tu favor 🌱
