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Medicina

Estrés: causas, tipos y estrategias nutricionales

 

El estrés es la respuesta natural del ser humano ante situaciones de miedo, tensión o peligro. Forma parte de la vida diaria, pero su exceso puede ser perjudicial para la salud física y mental.

Distintas situaciones de la vida a las que tenemos que adaptarnos desencadenan una respuesta particular en nuestro organismo. Cuando estos cambios son inusuales o suponen demandas excesivas, puede verse amenazado el bienestar de la persona, alterando el funcionamiento normal del organismo.

El estrés en dosis bajas puede ser fuente de motivación. Sin embargo, su exceso puede ser dañino para la mente, el cuerpo y puede suponer un riesgo para la salud. Está relacionado con enfermedades cardíacas, cirrosis hepática, enfermedades respiratorias, e incluso accidentes, suicidio o envejecimiento prematuro.

Cuando un organismo tiene miedo o se enfrenta a una emergencia, su cerebro responde activando el sistema nervioso simpático y segregando adrenalina, preparando el cuerpo para la acción. Los sentidos se agudizan y la mente aumenta el estado de alerta para poder responder a la emergencia, bien sea luchando o huyendo de ella.

Cuando este estado de emergencia se prolonga, se produce una respuesta más compleja, a la que el Dr. Hans Selye, considerado unos de los investigadores más importantes en el campo del estrés, denomina síndrome de adaptación general.

La respuesta ante el estrés puede verse condicionada por la forma de tolerar los fracasos, capacidad de adaptación y el apoyo social con que cuente el individuo.

Probables causas de estrés

Las causas de estrés más comunes son: consumo de drogas, dieta deficiente, situaciones específicas como exámenes o presentaciones en público, situaciones traumáticas, alergias, enfermedades, sobreesfuerzo y cambios ambientales.

Tipos de estrés

El estrés, en principio, no puede ser considerado como una enfermedad, sino como la respuesta a las adaptaciones y ajustes del ser humano a los diversos acontecimientos vitales. Esta respuesta prolongada en el tiempo puede desencadenar problemas físicos y psíquicos.

Estrés Psicológico

Está asociado a sucesos complejos o problemáticos, y puede ser consecuencia de las presiones a las que nos vemos expuestos diariamente. Los cinco sentidos están en alerta permanente y se suele dar una importancia desmesurada a todo lo que nos transmiten. La mente toma decisiones precipitadas e impide una correcta gestión de los aspectos de la vida intelectual, social, sentimental y emotiva.

Estrés físico

Es la presión o tensión muscular que tiende a aumentar en el cuello y en los hombros. Facialmente, se ven afectados los músculos maxilares, oculares, de las sienes, la frente y de los labios.

Estrés Metabólico

Está relacionado con el aumento de la producción de radicales libres, debido a una menor eficiencia de la actividad enzimática generalizada, lo que produce un estrés oxidativo.

Fases del estrés

Reacción de alarma 🚨

El cerebro, al detectar amenaza o riesgo, libera sustancias específicas que actúan como mensajeros para determinadas zonas corporales.

Estado de resistencia

Cuando un individuo se expone de forma prolongada a amenazas, el organismo puede disminuir sus capacidades de respuesta.

Si el organismo no tiene la capacidad de resistir, pasará a la siguiente fase.

Fase de agotamiento 😴

La capacidad de defensa del organismo frente a una situación de estrés prolongado conduce a un estado de gran deterioro, con pérdida importante de las capacidades fisiológicas.

Síntomas comunes del estrés

  • Conversación acelerada
  • Cansancio, reducción del rendimiento, trastorno de sueño
  • Reducción de las defensas
  • Trastornos gástricos
  • Dolores de cabeza, tensiones musculares
  • Trastornos de la concentración
  • Inseguridad y miedo
  • Aumento de la presión sanguínea, aceleración del pulso
  • Hipersensibilidad, erupciones cutáneas.

Estrategias nutricionales

Si tenemos en cuenta que el estrés disminuye la efectividad del sistema digestivo, hay distintas estrategias que pueden ayudar a superar sus efectos fisiológicos.

Alimentos que colaboran en la mejora del estrés

  • Frutas y verduras frescas
  • Vegetales y algas ricos en clorofila
  • Caldos caseros
  • Algas marinas ricas en yodo
  • Agua, mantenerse hidratado.

Nutrientes claves para combatir el estrés

Los nutrientes claves para el estrés son los que contribuyen al correcto funcionamiento de las glándulas adrenales.

  • Magnesio
  • Vitaminas del grupo B
  • Vitamina C
  • Fenilalanina
  • Ácidos grasos poliinsaturados
  • Vitamina E
  • Coenzima I
  • Coenzima Q10

Productos a evitar para combatir el estrés

Por otra parte, conviene evitar la ingesta de determinados alimentos que pueden ser potenciadores de los efectos negativos:

  • Cafeína
  • Alcohol
  • Edulcorantes artificiales, conservantes y aditivos
  • Bebidas carbonatadas
  • Azúcar blanco y productos elaborados con harinas refinadas
  • Chocolate
  • Fritos
  • Carne roja

Fisiología del estrés

El sistema nervioso central responde dando órdenes al resto de los organismos mediante la liberación de hormonas y agentes químicos determinados. Si la situación se vuelve crónica, afectará negativamente a ciertos órganos.

El cerebro inicia su reacción a través de las glándulas adrenales que responden liberando catecolaminas y glucocorticoides. Una excesiva liberación de estas sustancias puede causar alteraciones cardíacas, inmunológicas o digestivas. También disminuyen los valores de endorfinas, por lo que aumenta la sensación de dolor.

Cómo combatir el estrés

La solución más efectiva para un problema de estrés es encontrar su causa y tratarla directamente, aunque desafortunadamente esto no siempre es posible.

Las principales recomendaciones para combatir el estrés son:

  • Seguir una dieta equilibrada y saludable y no comer en exceso.
  • Dormir suficientes horas.
  • Hacer ejercicio regularmente, ya que es una forma de eliminar sustancias tóxicas, a la vez que se fortalece el sistema circulatorio y muscular.
  • Limitar el consumo de cafeína y alcohol.
  • Reducir o eliminar el consumo de tabaco y no consumir drogas.
  • Aprender y practicar técnicas de relajación como el yoga, el tai-chi o la meditación.
  • Realizar alguna pausa en la jornada laboral, encontrando el adecuado equilibrio entre vida personal y profesional. 

Podés leer el artículo completo aquí. 📚
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